Pongamos el asunto a disposición pública. Nos han roto el corazón y es un tema tan repetitivo que se vuelve absurdo. Incluso, podríamos decir que es molesto, tal vez la razón es porque se a vuelto un tabú o peor... un incidente desagradable. Probablemente los enfermos como nosotros, enfermos del corazón tenemos este obstáculo frecuente e irremediable. Hay quienes tienen la voluntad de superar esto y otros solo nos aferramos a una cuerda que esta rota. No seamos tontos, ya no somos niños que juegan a los esposos. Esto es el mundo del adulto, con sentimientos de adulto, con una vida de adulto. Aquí los juegos tienen precios y consecuencias.
No te sientas afligido, no estás solo. Solo estás en el vaso de agua, no sabes si esta lleno, vacío o medio lleno. La cuestión es que no te hundes y no lo hagas. No les des el gusto, tú, sí, toma tus sentimientos y dales la dignidad que alguna vez tuvieron. Y si puedes darle un mejor esplendor, pues que así sea.
***¿Ya has llegado a tu puerto y no te has dado cuenta?***
Todos sangramos, sí, todos tenemos heridas y debemos coser nuestras penas. Todos supimos que era la sutileza de la pena. Las barbaridades del dolor, todo por amor. Alguien nos hizo sufrir ¿o sufrimos por nuestra culpa? Me temo que esta trivialidad queda de nuestra parte. Pero el hecho es que debemos responsabilizarnos por nosotros mismos. Víctimas o no víctimas. Eso de guerreros o principes solo pasa uno en un millón. Tomemos la realidad como una aliada potente pero no debemos someternos a ella.
Es bueno ilusionarnos, dar las oportunidades que deban darse... pero nunca arrastrarnos por culpa de otro... aunque al final, nuestra dignidad depende de nosotros mismos y no de nadie más.
Subamos a bordo de esta descabellada embarcación y dejemos que el demente del capitan nos lleve al puerto correcto... ¿Ya has llegado a tu puerto y no te has dado cuenta?
Para que sientas mi cercanía te contaré mi estado actual. Soy una especie de hombre de corte inglés que no tiene ni la menor idea de como bailar el vals. Para darle más toque a mi historia, tengo a una compañera que le encanta el baile a solas, se expresa mejor en el salón de baile sola. Puede sonar egoista, pero la realidad es que ¿cómo podría bailar conmigo, con un loco de pies izquierdos? Siento la música pero aún no se expresarla con mi cuerpo al bailar. Un tonto ilusionado que prefiere soltar toda la cuerda para no enredar a nadie en el baile. Pero tranquilos, todo tiene una poetica y narrada solución. Y como escritor debo encontrarla. Y como persona, individuo, como hombre debo encontrar una solución a este insignificante pero sobrevalorado obstacúlo.
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